diciembre 22, 2004

Sábado de café, flamenco, penas y licor...

Después del Italian donde ya habíamos degustado un capuchino y donde le platiqué a V. mi extraño sueño con A.B. (¿Cómo se puede soñar con alguien a quien se había olvidado hace tiempo y despertar “in love”?) nos dirigimos al Zilch Café en donde B. quedó de encontrarnos, había noche flamenca en el Zilch, y al tiempo que sonaban las guitarras, los cantes y los zapatos de las bailarinas disfrutamos de unas infusiones de frutas calientes acordes al frío que hacía, ya para la segunda taza llegó B. con terribles noticias acerca de su vida, todo el tiempo se nos fue en escucharla y brindarle nuestros puntos de vista sobre su problemática. Desde hace cuatro años su actitud para con la vida no es la misma, es la oportunidad perfecta para que termine con aquello que la aqueja y comience una nueva vida, pero esa decisión sólo la puede tomar ella. Del Zilch acompañamos a B. a su despacho, porque tenía que terminar un trabajo pendiente, aunque una vez ahí decidió ir con V. y conmigo al Bar en la calle de Alonso, fue una buena decisión, ella se sintió mejor y por un rato se olvidó de sus problemas, yo también la pasé bien, disfruté del good looking guy a la par de unos tragos de licor, ya para las cuatro de la mañana salí de ahí rumbo a casa, el sueño estaba por vencerme, y yo anhelaba que lo hiciera...

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