septiembre 26, 2006

la pared...

"La ilusión de la libertad continuará mientras sea lucrativo prolongarla. En cuanto resulte demasiado caro mantener esa ilusión, simplemente desmontarán el escenario, abrirán el telón, sacarán las sillas y las mesas y todos verán la pared de ladrillos que hay en el fondo del teatro". Frank Zappa.

septiembre 15, 2006

de cierta liturgia profana...

El teatro como espacio, como recinto del acontecer artístico, la relación entre el artista y su público es el eje rector de su diseño arquitectónico, la interacción auditorio/escenario es la esencia del proyecto del teatro y ha estado sujeta a un continuo debate, el escenario es el foco de atención de la sala desde los diseños primigenios, pero recientemente se habla de que además del escenario se debería contar con zonas de interacción entre artista y público que volvieran prescindible la “caja negra”, inclusive existen artistas que no comulgan con la arquitectura teatral, el ideal de los directores es un espacio vacío y un presupuesto suficiente para rehacerlo en cada producción.

Pero el teatro incluye otro espacio que le sigue en importancia a la sala principal y que es motivo de este post: el foyer o vestíbulo de descanso, un amplio lugar de reunión que se procura sea agradable para el usuario, el foyer es el lugar de expectación e ilusión, el lugar que ayuda a la audiencia a disfrutar de la singularidad del hecho de ir al teatro. El del Teatro Juárez es un sueño estilístico, sin embargo tengo otro favorito más acorde con los tiempos y del que disfruto siempre que me es posible: el foyer del Auditorio del Estado en Guanajuato (A. Zabludovsky, Arq.). Cualquier lugar que se elija para degustarlo presenta una visual tan perfectamente arquitectónica que parece que se está observando una perspectiva interior de un proyecto previo a su construcción (suceso no extraño en arquitectura: proyectos en papel que simulan esa perfección pero que cuando devienen en realidad desmeritan), aquello es tan perfecto que parece un sueño, mi lugar favorito es el descanso de las escaleras que llevan al primer nivel, dicho descanso está delimitado por las escaleras y por un gran vano cubierto de cristal que permite una vista privilegiada de la orografía local, naturaleza por un lado, y arquitectura por el otro: cerros verdes de múltiples formas contrastan con muros curvos de granito de mármol cincelado, hay uno en especial que si pudiera lo pediría para llevar, se sitúa en la planta baja frente al gran vano cubierto de cristal, en él se observa un gran mural policromado hecho a base de mosaico veneciano de colores vibrantes que representa lo que se apreciaría del otro lado de no existir el muro: una hilera de butacas llenas de personas dando la espalda, mirando al escenario y ovacionando lo que observan.

El teatro es un espacio para degustar el arte escénico y musical, pero también es un espacio para la ilusión, para la expectación, para el comentario previo, intermedio y posterior a la función, para tomar un café, para degustar una copa de vino, para fumar un cigarrillo, para encontrarnos con nuestros congéneres y observar sus diferentes actitudes: el fan, el intelectual, el experto, el neófito, el pretencioso, el ignorante, el que siempre asiste, el interesante de mirada esquiva, el que disfruta del arte sin más pretensiones, el que va para ver, el que va para ser visto, el ignorante que se las da de sabio y se delata en el tercer comentario, el que no sabe que hace ahí, el amigo futuro que aún no conoces, etc. etc. etc. En esencia somos lo mismo pero somos diferentes, ahí es donde reside la genialidad y el misterio de nuestra condición humana, esa que es analizada incansablemente por el arte de múltiples formas y que se nos presenta a manera de espejo sobre un escenario, ya lo dijo Shaw, "los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma", es por ello que cada quien tiene su propia percepción y elabora su propio epílogo personal al final de la función; somos poseedores de una diversidad tan excitante, vibrante e increíble como especie, que no dejo de sorprenderme ni de saciarme por conocer más de esa cosmogonía de la que todos somos parte y uno con el universo, tanto dentro de la sala de teatro como fuera de ella: en el foyer, ese lugar especial e imprescindible para el goce de quien disfruta de esa liturgia profana que implica el hecho de ir al teatro.

El viernes estuve en ese espacio pensado por Zabludovsky, asistí a escuchar la Sinfonía El Señor de los Anillos de H. Shore en su estreno para Latinoamérica, pero esa es parte de otra experiencia sensorial menos arquitectónica y más musical, y con cierto encuentro fortuito que movió algo que creía muerto.

septiembre 07, 2006

reminiscencia susurrante...

Fui como un rayo en el cielo nocturno,
una descarga de energía que bajó a tierra,
contundente, precisa, fugaz, efímera,
cimbré tu fortaleza con mi presencia.

Falto de cautela nunca previste pararrayos,
la torre del castillo se derrumbó en consecuencia,
'cerrado por derribo' reza tu cartel de advertencia,
aunque secretamente anhelas bajo ruinas
el retorno de una tormenta agostina.

Te voy a decir un secreto:
yo viajo a velocidad luz,
tú, a la del sonido,
viste mi relámpago tan sólo un instante,
pero aún te resueno en los oídos...

septiembre 06, 2006

mmmhh?

Lo que se cree y lo que se ve suele engañarnos... caminando por la ciudad descubrí un lugar para leer, tomar café y degustar arquitectura, ¡qué vista! Buscaba un lugar diferente a los que acostumbro para hacer tiempo en lo que comenzaba mi película, calculé que no habría mucha gente en el cine Gto, pareciera que toda la ciudad estaba en línea para entrar al Teatro Principal y ver Sangre en presentación especial para residentes (¡la línea llegaba hasta la oficina postal!), yo no me formé, la ví en la Cineteca Nacional hace unos meses.

Sobre mi peli (The Lake House), la disfruté: romance, tiempo-destiempo, arquitectura... mmmmhh, aunque tal vez le sobró romance, y el happy ending como que no me convenció, tal vez si no se ciñera a los clichés del género... o ¿será que al momento no estoy ávida de pajas mentales? aunque eso si, buscaré Siworae de Hyun-seung Lee, la peli original cuyo refrito hollywoodense me aventé hace unas horas, confieso que el tema pese a todo me sigue atrayendo: el amor y su ausencia de sincronía...

Ahora, songs of faith and devotion, dormir luego, comenzar a soñar después... endless night...