Un tren perdido ¡Sí, perdido! ¿En qué punto y cómo equivocó el rumbo? A bordo un trío de hermanos en un viaje que el mayor de ellos planeó pero que los otros dos aún no comprenden, la dosis exacta de melancolía, el absurdo como regla, tres hermanos que se evitan para protegerse pero que también se acosan tratando de entenderse, tras el viaje vuelven al punto de partida aunque desde otra perspectiva.
El tren perdido es una alegoría de sus propias vidas, las omnipresentes maletas de viaje (herencia de su padre) que cargan siempre a todos lados, guardan el exacto significado metafórico que se manifiesta al final de la cinta en donde todo se resuelve magistralmente.
La historia, el guión, las actuaciones, la cinematografía, la breve aparición de Bill Murray con su "poker face" y un final con una escena sublime en slow motion hacen que ver esta cinta sea una delicia para quienes gustamos de las películas que nos dejan un agridulce sabor de boca. ¡Amo a Wes Anderson!
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