enero 12, 2004

Hace una semana les envié sendos emails, uno me contestó inmediatamente, cosa rara, pues siempre tarda, el otro me acaba de responder, aunque ya hace tiempo al email pasado nunca le dio respuesta. Me embarga un sentimiento de felicidad inconclusa, pero es suficiente, ambos me han contestado tan gratamente que la satisfacción me invade. ¿A que se debe que cuando veo lo que espero ver en la letra del otro como respuesta a mis escritos intuya lo que se esconde tras las palabras manifiestas? Pues cuando escribes no dices todo lo que el otro necesita para entenderte completamente, sin embargo, la manera o la forma en que lo escribes, permite que el otro pueda percibir más allá de lo que las letras representan. No se trata sólo de lo que te dicen, sino de cómo te lo dicen, como en la teoría de la Gestalt: el todo no es igual a la suma de sus partes, es más.

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