marzo 22, 2004

Recuerdos de la Filarmónica del Bajío en el Teatro Juárez...

Dibujando el balcón de la "Tragedia" del Teatro Juárez (es el del lado izquierdo) me vienen a la mente mis visitas al recinto.
Las primeras cuando era niña: Giselle en un Festival Cervantino, la ópera El Juego Mágico, los conciertos didácticos por la mañana, etc.
Ya en la adolescencia no me perdía cada jueves, semana a semana a las 8:30PM, el concierto de la Filarmónica del Bajío, bajo la batuta del Maestro Sergio Cárdenas o algún director huesped. Los conciertos se me vienen a la mente: la Gala Escandinava, la Gala Italiana, la Gala Contemporánea, la Gala Mozartiana, la Gala Romántica, la Bethoveniada y un largo etcétera. Disfruté de grandes solistas, entre ellos Carlos Prieto y Guadalupe Parrondo, buenos años del '89 al '92, este último lamentable, ya que por cuestiones políticas se disuelve la Filarmónica y se muda a Querétaro. Fueron muchos los conciertos de protesta que se organizaron, yo asistí a varios tanto por el disfrute de la música, como por apoyo a mis maestros que pertenecían a la Fil: Jesús y Linda Ferrusco y Francesca Arnone entre otros, y para contribuir al desarrollo cultural de mi ciudad, me explico: la Cd. de Guanajuato tenía en ese entonces 72,000 hab. aproximadamente y dos Orquestas (la Sinfónica de la UG y la Filarmónica del Bajío), hoy una Cd. como Monterrey, con más de cuatro millones de habitantes tiene sólo una Orquesta Sinfónica (OSUANL), contrastante ¿no?
En tan buenos tiempos solía sentarme en luneta, en la quinta o sexta fila, aún conservo todos los programas de mano (no soy una keeper freak, pero en aquel entonces estudiaba música y los programas me ayudaban por la descripción de las obras interpretadas y por las reseñas de los solistas).
Desde que llegaba a la sala y escuchaba el "ensayando" de los músicos (mi sonido favorito) previo a la salida del concertino y la subsecuente afinación posterior previa a la salida del director y hasta el final de la sesión, pasando por el intermedio y los muy frecuentes encores, todo era disfrute.
Después acostumbrábamos ir a cenar desde tacos hasta tapas, y algunas veces hasta terminaba en el Guanajuato Grill.
Que noches maravillosas, noches de teatro, noches llenas de música...

Interior Teatro Juárez.


P.D. Gracias Papá por inculcarme y enseñarme a apreciar y valorar la música desde niña, siempre te lo agradeceré...