Trois couleurs: Bleu, Blanc, Rouge. Vi la trilogía en el Teatro Principal de Guanajuato, las dos primeras en la XXVII MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE en 1994 y la tercera fuera de muestra en el cineclub en 1995. Las tres películas que conforman la trilogía del polaco Krzysztof Kieslowski están inspiradas en los colores de la bandera francesa y sus significados: Azul, Blanco y Rojo (Libertad, Igualdad y Fraternidad respectivamente). La trilogía fue uno de los acontecimientos más importantes del cine europeo de los 90, obtuvo una insólita coincidencia de éxito de crítica y público.
AZUL
“Tres colores: Azul”, obtuvo en particular el León de Oro a Mejor película, Mejor actriz y Mejor Fotografía en el Festival de Cine de Venecia en 1993 y el Goya en España a mejor película extranjera en 1994. AZUL es un filme sobre la calma, la paz, el olvido el dolor y el amor, lleno de referencias cromáticas a dicho color.
Julie (Juliette Binoche) despierta, después de un accidente automovilístico le comunican que ha perdido a su marido y a su hija. Un sentimiento contradictorio de estupefacción da paso, de forma inmediata, a una tragedia inexorable, donde una mujer con un gran dolor, desecha completamente tiene que aprender a vivir en un mundo que ella pretende olvidar, alejándose de todo y todos, volcando su ansiedad en la contemplación y creyendo que nunca más podrá volver a amar. Patrice (Hugues Quester), esposo de Julie, un reconocido compositor estaba trabajando en componer un himno para la unificación de Europa al momento de su muerte, Julie se da a la tarea, tras muchas dudas, de enfrascarse en una actividad a la altura de su pérdida: terminar dicha pieza musical (Compuesta magistralmente para la película por Zbigniew Preisner) en conjunto con un amigo de la familia: Oliver (Benoît Régent).
A medida que avanza en la tarea que dejó inconclusa su marido, Julie va exorcizando los demonios que perturban su presente, la partitura cobra un nuevo significado a la luz de los recientes acontecimientos que han transformado su existencia. En el proceso de la superación de su pérdida, Julie empieza a descubrir a través de diferentes sucesos y circunstancias, que la vida que ella creía vivir no era por completo la realidad, su marido no había sido del todo sincero con ella. Una vez consciente de su realidad, Julie se da cuenta de que todavía es capaz de amar y descubre que su vida no era tan idílica como ella creía. Al final Julie concluye lo que su marido no pudo terminar a la par que está en condiciones de amar y seguir con su vida: Julie reconquista su libertad.
El futuro de Julie, que ha reencontrado y redescubierto el amor se podrá vislumbrar hacia el final de la última entrega de la trilogía: Rouge.
La película, llena de referencias cromáticas al color azul es, además de genial por la trama compleja y compuesta de ideas y conceptos universales, un placer visual y sonoro para los sentidos.
BLANCO
"Tres colores: Blanco", obtuvo en particular el Oso de Plata a la mejor dirección en el Festival de Cine de Berlín en 1993. BLANCO es un filme sobre el dolor del desamor, la búsqueda de un objetivo en aras del amor y la igualdad entre dos esposos que se engañan mutuamente. El film está lleno de referencias cromáticas a dicho color, desde un vestido de novia hasta el crudo invierno polaco.
Karol (Zbigniew Zamachowski) es un peluquero polaco casado con la francesa Dominique (Julie Delpy), la cual está tramitando el divorcio debido al problema de impotencia sexual que sufre su marido. En la corte Dominique asegura que el matrimonio no ha sido consumado, circunstancia reconocida por el propio Karol. Ya divorciado, y con una gran pena por la pérdida de su esposa, Karol pierde también la peluquería que representaba todo su patrimonio, esto, aunado al hecho de que su esposa consigue que lo busque la policía y tal vez inmigración, hace que Karol busque escapar de Francia en un baúl a su natal Polonia, ayudado en dicha tarea por su amigo y compatriota Mikolaj. Ya en Polonia una serie de circunstancias harán que Karol se haga de una cuantiosa fortuna y planee una especie de revancha contra su ex esposa que llegará a las más dolorosas consecuencias pero que les permitirá a ambos darse cuenta de sus más profundos y ocultos sentimientos.
A pesar de la impotencia de su marido y de su insatisfacción sexual, Dominique no deja de amar a Karol, tal como lo muestran las escenas del cementerio y la prisión; y a su vez Karol nunca deja de amar a Dominique pese a su infidelidad cuando el no pudo consumar el matrimonio y a las medidas que ésta tomó para que lo persiguiera la policía. El amor de Karol por su ex esposa se demuestra en su complejo Plan de Revancha, el cual culmina, entre otros asuntos, con la tan anhelada satisfacción sexual de Dominique por parte de Karol, así como en el descubrimiento que hacen ambos de sus más profundos y ocultos sentimientos. El futuro de estos dos seres que se han reencontrado y redescubierto se podrá vislumbrar hacia el final de la última entrega de la trilogía: Rouge.
ROJO
Rojo es un filme sobre el amor, la infidelidad y la casualidad, lleno de referencias cromáticas a dicho color.
Valentine (Irene Jacob), joven estudiante que se gana la vida como modelo, recorre las calles de Ginebra una noche a bordo de su auto rojo, en el camino arrolla accidentalmente a Rita, una perra que se encuentra embarazada. Después de atenderla con un veterinario, decide buscar a su dueño llevándola a la dirección que señala su collar, de este modo conoce a Joseph Kern, un juez retirado (Jean-Louise Trintignant), esa será la primera de las visitas que realizará Valentine a la casa del Juez, de este casual encuentro surgirá paulatinamente entre ellos una amistad con tintes de amor platónico. En uno de sus encuentros Valentine se entera accidentalmente del pasatiempo del viejo juez: escuchar las conversaciones telefónicas de sus vecinos.
Una de las personas a quien Joseph espía es Karin, una joven mujer que engaña a su novio, un estudiante de leyes llamado Auguste, y que, casualmente, vive en el edificio de Valentine, aunque ambos no se conocen. Auguste es una especie de reencarnación del viejo juez, que vivió la misma situación en su juventud. A través de este paralelismo distanciado únicamente por la línea del tiempo, Kieslowski nos muestra que el amor que no puede ser entre Valentine y Joseph, será posible entre ésta y Auguste. Valentine hubiera sido la mujer perfecta para Joseph de no ser porque ambos están en diferentes puntos en la línea del tiempo.
Alentado por los reclamos de Valentine con respecto a su particular pasatiempo, Joseph decide escribir una carta a la policía y a sus vecinos en donde les informa que ha estado escuchando sus conversaciones telefónicas, por tal acto es llamado a juicio y sus vecinos se vengan de él arrojando piedras a las ventanas de su casa. Valentine aprecia la actitud del viejo juez y le invita a uno de sus desfiles de moda donde el juez le revela la historia de cuando fue traicionado por su pareja hace treinta y cinco años.
Rojo provee algunas respuestas a ciertas imágenes sugerentes planteadas a lo largo de la trilogía, como el caso de la anciana que por fin recibe ayuda.
Rojo es la última película de la trilogía, y en ella se presenta la conclusión de ésta. Para el final de la película se revela el destino de los personajes de la trilogía entera de una manera por demás original y muy acertada dado el simbolismo que conlleva.
Pese a que cada película representa a cada uno de los ideales de la revolución francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad), el elemento y concepto unificador en ellas es el amor, tal como reza el himno por la Unificación de Europa que Julie concluyó en AZUL (extraído de la primera carta de Pedro a los Corintios):
"Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que suena o un címbalo que retiñe. Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, es bueno; el amor no tiene envidia, no se envanece; no es jactancioso, no se envanece, no toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia; se alegra de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (...) Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande de las tres es el amor".
Tal como dice Carolina Espada:
Los largometrajes de Kieslowski (quien, en muchas ocasiones, contó con la colaboración del escritor Krzystof Piesiewicz) son como un rompecabezas: un montón de piezas sueltas, de enorme riqueza, textura, tesitura y colorido que, súbitamente, se ensamblan y nos muestran, no un paisaje, sino el alma humana.
O, como dicen los estudiosos de la obra cinematográfica de este artista: "Es una travesía filosófica dentro del espíritu humano, con un profundo interés por las implicaciones morales y éticas de las acciones del hombre".