diciembre 29, 2006

Anyone?

Recorrer espacios arquitectónicos y sentirme en diálogo, en contexto en ellos, es una experiencia sorprendente. Los humanos hablamos, con la lengua, con los ojos, con el cuerpo, pero siempre hay algo que ocultamos, algo que a veces sólo los ojos dejan escapar y que yo he alcanzado a vislumbrar, pero falta la confirmación verbal... El entendimiento con otro ser humano es difícil, antes de que sea posible una relación entre dos sujetos hay algo más primario, una relación con un otro que aún no está subjetivado (la "otredad monstruosa"), la fantasía es la pantalla mediante la cual el sujeto evita la apertura radical del enigma del deseo del Otro.

Sin embargo cuando recorro espacios arquitectónicos la arquitectura me habla y yo la escucho, cuando no hay nadie, ahí esta ella; comprendo el lenguaje arquitectónico cimentado en el estudio del hombre, sus necesidades, su entorno y su tiempo, los elementos de forma y espacio se me presentan, no como fines en sí mismos, sino como medios para satisfacer una necesidad del ser humano en respuesta a condiciones de funcionalidad, intencionalidad y contexto, lo real se me presenta entonces arquitectónicamente, y sólo me basta estirar el brazo, tocar el muro y sentir la conexión, es así que me identifico con aquello que la creó, con la humanidad, con mis congéneres. La arquitectura me salva, me entiende, me acompaña, me da la réplica, la critico, me critica, la arquitectura facilita cualquier reinvención, la arquitectura tiene una sutil manera de influir en mi estado de ánimo potenciando mis percepciones de maneras sorprendentes, me podrás faltar tú, pero ¡Siempre estará la arquitectura!


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué alegría, volviste!

Bombermán dijo...

Someone.