Sin embargo cuando recorro espacios arquitectónicos la arquitectura me habla y yo la escucho, cuando no hay nadie, ahí esta ella; comprendo el lenguaje arquitectónico cimentado en el estudio del hombre, sus necesidades, su entorno y su tiempo, los elementos de forma y espacio se me presentan, no como fines en sí mismos, sino como medios para satisfacer una necesidad del ser humano en respuesta a condiciones de funcionalidad, intencionalidad y contexto, lo real se me presenta entonces arquitectónicamente, y sólo me basta estirar el brazo, tocar el muro y sentir la conexión, es así que me identifico con aquello que la creó, con la humanidad, con mis congéneres. La arquitectura me salva, me entiende, me acompaña, me da la réplica, la critico, me critica, la arquitectura facilita cualquier reinvención, la arquitectura tiene una sutil manera de influir en mi estado de ánimo potenciando mis percepciones de maneras sorprendentes, me podrás faltar tú, pero ¡Siempre estará la arquitectura!
Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar. E.M. Cioran
diciembre 29, 2006
Anyone?
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2 comentarios:
¡Qué alegría, volviste!
Someone.
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