octubre 31, 2005

Huapango para el corazón...

...amigas de mucho tiempo atrás, ciertas actitudes me helaron el corazón, no me gusta sentir ese frío interior, no me gusta nada, ¿qué podía hacer para entibiecerme? Seguí el consejo del compositor francés Darius Milhaud, estudioso de la obra de Moncayo: “Cuando en la atmósfera gris del invierno parisino deseo que haya sol en mi departamento, escucho el Huapango”, así que partí en auto a ver a mi amiga B. y el Huapango fue el soundtrack de mi trayecto, algo tiene esa pieza de Moncayo que me reanima y conforta; el platicar con B. me hizo sentir mejor, algo tiene mi querida amiga que siempre tiene el comentario y la reflexión certeras para cada ocasión, después de unos capuccinos de vuelta a casa, la misma pieza musical me acompañó, Milhaud tenía razón, con esa brillante música el sol me regresó al corazón...

p.s. A propósito de la brillantez ¿Han visto en la noche esa estrella tan brillante al sur? Yo la descubrí ayer, hoy me enteré de que no es una estrella, se trata de Marte, que en estos días estará en el punto más cercano a la tierra, después de la luna es el objeto celeste más brillante y hermoso que he apreciado recientemente en el cielo nocturno...

octubre 25, 2005

sobre la defensa de la naturaleza...

Despertar, leer noticias, tomar una taza de café y escuchar la Rapsodia Española de Ravel, fue un buen inicio para mi día, al leer el diario una declaración de la diputada de la Unión Europea Marie Anne Isler-Béguin llamó mi atención, concordé completamente con ella, fue como ver reflejados y resumidos mis pensamientos sobre economía, política y medioambiente en una estupenda frase: "Ya no hay argumento para negar que la existencia de la especie humana está en peligro por el cambio climático. La ONU sabe del problema, pero los políticos no hacen nada porque en el debate el interés económico viene antes que el bienestar de la naturaleza".

Incendios, tormentas, inundaciones, huracanes, desastres naturales por doquier encabezan las páginas de la prensa mundial, no me sorprendo, son las manifestaciones del calentamiento global inducido y acelerado por las acciones del hombre. El cambio climático ha comenzado, desde hace años nos hemos convertido en un parásito para la tierra, dejando de lado la posibilidad de una relación simbiótica con nuestro planeta a causa de los intereses de los que detentan el poder económico y de los políticos que, irónicamente, trabajan para ellos y no para la mayoría que los eligió (esa es para mí una de las grandes contradicciones e ironías del sistema democrático, esa y el que los pocos que se postulan a puestos de elección popular son colocados ahí por esos mismos representantes del poder económico, por lo que al final siempre tendrán que rendirles cuentas, pero eso es tema de otra reflexión).

Como dijo Noam Chomsky, recientemente elegido como el mejor intelectual del mundo*, ya es el tiempo en que debemos pensar en el daño de nuestras acciones colectivas, desgraciadamente en la búsqueda por prosperar estamos creando algo que nos va a destruir, deberíamos rectificar el rumbo y buscar una relación simbiótica con nuestro planeta basada en la autosustentabilidad y el bien común, ¿Utópico? Sí, pero es lo único que nos queda para reconciliarnos con la naturaleza, y por lo tanto, con nosotros mismos.

La defensa de la naturaleza ya no es altruismo, es autodefensa. John Seed.


* Un gusto enorme el saber que una de las personas que más admiro en el mundo por haberme abierto los ojos a otra percepción de la realidad hace ya algunos años a través de sus textos, ha sido merecidamente reconocido en días pasados, me pregunto ¿Cómo lo habrá tomado él siendo una persona tan modesta? El académico del MIT obtuvo cuatro mil 800 votos, seguido del escritor italiano Umberto Eco, con dos mil 500 votos. En tercer lugar aparece Richard Dawkins, un profesor de la Universidad de Oxford experto en ciencias aplicadas.

octubre 20, 2005

de síncopas y da capos, tiempos y compases...

...mis ojos siguen las notas y signos sobre las líneas, mis dedos acarician las llaves persiguiendo la destreza, mis labios buscan la embocadura perfecta para un sonido redondo, de pronto, sin razón aparente alguna, te agolpas en mis pensamientos junto con esas semicorcheas, corcheas, tresillos, negras, blancas y silencios, con o sin puntillo, ligaduras y staccatos, pianos y fortes, tiempos y compases en donde el sonido se manifiesta rítmicamente en acentos, síncopas, contratiempos y anacrusas; leo, interpreto, digito, emboco, escucho, proceso y corrijo, y aún, dentro de tan demandante actividad, me permito pensar en ti, el metrónomo marca un allegro, sin embargo, cuando te pienso, todo lo percibo en larguetto... al final de mi ejercicio aparece un Da Capo, no sobre el pentagrama sino imaginario, que me remite a ese día en donde pude ver en tus ojos algo que tu todavía no descubres, y que yo, sabiendo que aún no es tiempo, me niego a revelar...

octubre 14, 2005

divagaciones breves sobre el oficio de arquitectura...

Miércoles. Agradable recorrido nocturno por la Condesa, el colega fue mi guía (igual que en Polanco hace ya algunas semanas), resulta que también escribe, me hizo llegar un texto sobre la destrucción del mundo a manos de un mago y la sagacidad de una ballena por evitarlo, vibrante y espontáneo, me gustó.

Caminando llegamos a cierto lugarcito de esa intrincada colonia en donde confundo mi dirección cada vez que voy, unas guinness y otros colegas nos esperaban. Hablamos de la difícil situación de nuestra profesión en estos días: las bolsas de trabajo de nuestras respectivas casas de estudio son insuficientes, la situación económica no ayuda, bla bla bla... algo de alcohol, desesperanza y sentido del humor, ingredientes adecuados para el autosarcasmo nocturno compartido (perfectamente aderezado por la música de The Cure, Radiohead y U2), concluimos que seguimos siendo artículos de lujo para el grueso de nuestros congéneres, y el ego casi inherente a la profesión tampoco ayuda.


San Ildefonso, L+L retrospectiva. jz.

Después de las frases de desahogo llegaron las concordancias y diferencias sobre la estilística arquitectónica, terminamos hablando sobre lo difícil e intrincado que resulta crear un estilo formal propio (en ese aspecto reconocemos a Legorreta), el camino del desarrollo de una estilística propia lleva implícito el riesgo de terminar copiándose a si mismo (la obra de Frank Gehry se me vino a la mente), por otro lado, recordamos a Frank Lloyd Wright y su oposición a la imposición de cualquier estilo (para Wright la forma de cada edificio debe estar correspondida a su función, a su entorno y a los materiales empleados en su construcción, esas directrices aunadas al manejo de la planta libre es lo que más respeto del trabajo del arquitecto de Wisconsin), yo recordé lo que cierta estudiante quebecuana de intercambio en mi escuela me platicó sobre la Kaufmann House: "Sería imposible vivir ahí, el sonido del agua de la cascada es tan fuerte que yo apenas lo toleré las dos horas que estuve de visita en la famosa casa de Bear Run, Pennsylvania", ¡nadie es perfecto, ni Mr. Wright! (¡ahh!... extrañé mis días de college).

Paréntesis de reflexión. En lo personal me resulta más interesante, innovador y necesario el buscar, desarrollar y proponer un lenguaje cimentado en el estudio del hombre, sus necesidades, su entorno y su tiempo. Un lenguaje propio que se materialice en la arquitectura pero que no tenga su razón de ser en la búsqueda formal per se, es decir, los elementos de forma y espacio deben presentarse, no como fines en sí mismos, sino como medios para satisfacer una necesidad del ser humano en respuesta a condiciones de funcionalidad, intencionalidad y contexto. La busqueda de un entendimiento ontológico de la arquitectura se me presenta ahora como un medio adecuado para comprender y reentender en su totalidad la idea y el sentido de la arquitectura. Si la actividad arquitectónica centra su atención en la problemática 'estética' de la arquitectura estará desvirtuando entonces el quehacer primordial del oficio. Ya lo decía Sáenz de Oiza: "Nadie interpreta ya la totalidad. Nadie entiende la arquitectura como un todo". Termina paréntesis de reflexión.

Otra dificultad de la profesión sobre la que se habló, se refirió a la comunicación entre cliente y arquitecto, yo expuse que ésta es indispensable para lograr un trabajo que satisfaga tanto al cliente, quien es el que va a habitar el espacio, como al arquitecto, quien debe plantear con ética las mejores soluciones disponibles a las posibilidades del usuario, y quien tiene también la responsabilidad de orientarlo cuando a éste se le meta en la cabeza algún capricho de moda o idea descabellada de la cual podría arrepentirse después. Esa sintonía con el cliente no es algo fácil de lograr, sin embargo, es fundamental para llevar cualquier proyecto a buen puerto.

La plática podría haber seguido, pero los compromisos laborales del día siguiente nos recordaron que era tiempo para el descanso, me despedí de los presentes y después del colega, quien quedó en enviarme un ensayo que hizo sobre Joyce (James), tengo curiosidad por leerlo después de la experiencia que me compartió esa noche...

octubre 10, 2005

¿Quién me hizo llegar el sombrero?

Ishin-ha (de la sala de prensa del FIC).

Los guiones silenciosos y una sucesión de imágenes me sumergieron en la reflexión por cerca de los 105 min. que duró el espectáculo en el recinto...

El sol está ahí, a veces buscamos sus rayos, a veces los evitamos, otras veces ni nos percatamos de su presencia hasta que algún objeto con su sombra nos la denota. En cierto sentido los seres humanos somos como el sol.

Como individuos irradiamos luz, cuando nos ausentamos proyectamos sombras sobre aquellos con quienes nos relacionamos, ellos también nos irradian con su presencia y nos dejan su sombra cuando se van, luces y sombras en un devenir tan efímero como la vida misma. En momentos de soledad ciertas sombras se manifiestan y nos denotan la luz que no vemos, la autenticidad de nuestros sentimientos, la veracidad de nuestra realidad.

La ciudad, como creación humana, es parte de nosotros y nosotros somos parte de ella. Las ciudades son como las personas, unas nos agradan más que otras, hay muchas que deseamos conocer, algunas donde ansiamos regresar y otras que no queremos volver a pisar (aunque esa percepción puede cambiar con el tiempo), y si las ciudades son como las personas, entonces son también, en cierto sentido, como el sol, nos irradian con su energía y nos la transmiten, con algunas nos conectamos de tal manera que cuando nos ausentamos llevamos su sombra a cuestas y la necesidad de regresar para recargarnos de su energía.

Al final, la luna representada en el escenario, ahí caí en cuenta del por qué de mi atracción por ese cuerpo celeste, la luna refleja la luz del sol y muestra la sombra que la tierra proyecta sobre ella, el sol está estático, pero la tierra se mueve. La luna está en constante cambio, lo eterno y lo efímero se manifiestan en ella. Es asombroso cómo a través de la contemplación del arte se vuelve consciente lo que se guardaba en el subconsciente.

Al salir del recinto una hermosa luna en cuarto creciente me iluminó, las luces y las sombras nocturnas de la ciudad me llamaron rumbo a la cañada, algo me esperaba y hacia allá me dirigí.

Debido al tráfico llegué tarde al Zilch, tocaron los CdB y sólo alcancé a escuchar lo último del concierto, me dio gusto ver y hablar con Rt, después de cenar nos dirigimos al Fly donde conocí a Rd. el carismático rubio de Bath (¡que percha!), ambos venimos de ciudades patrimonio, aunque -allá hay días llenos de oscuridad- me dijo, -y aquí sale el sol todos los días- le dije. De ahí nos fuimos al Santo, nos encontramos con más conocidos, tomamos, platicamos y terminamos bailando a Pink Floyd y a Nirvana (ja!), todo terminó a altas horas de la madrugada, llegó el tiempo de los abrazos de despedida y las esperanzas por los reencuentros.

Luz y sombra, noche y día, ausencia y presencia, todo concurre en esa inmensa hamaca bañada por el sol (y en las noches por la luna) cuya sombra llevo a cuestas.



octubre 07, 2005

relecturas nocturnas...

Noche de ayer, noche lluviosa, noche de relecturas, de música y de té...


Un día de mi adolescencia, mi madre me dijo una frase inolvidable: “Eres demasiado inteligente para ser un artista”. Y no me lo dijo con complacencia sino como aflicción. No entendí; ahora entiendo. Un artista no puede tener un espíritu crítico preponderante, una autoconciencia que ponga en duda su convicción. En el escenario no cuenta lo acertado de la propia opinión sino la fuerza de la propia idea, incluso en el caso de que esté equivocada. Una vez emprendido el laborioso recorrido de la autoconciencia, ya no está permitido volverlo a pensar: por este camino no se puede dar marcha atrás. Por tanto, ciertas preguntas que haría bien en no ponerme vuelven a sonar en mi cabeza cada vez que cumplo mi modesto rito laico en una sala de conciertos. *

* Fragmento de “Para que toca un pianista”,
Michele Campanella.


p.s. No entendí; ahora entiendo...


(Soundtrack nocturno: Sinfonía # 4 "Italiana" de Felix Mendelssohn, Té nocturno: Earl Grey, dos tazas, delicioso aroma by the way...)

octubre 05, 2005

inventando lo transfigurado...

La fiesta del espíritu comienza hoy (extrañaré los fuegos de artificio en la noche airosa, fría y, una que otra vez, con esporádica lluvia), yo participaré de ella este fin de semana: me contarán una historia con guiones silenciosos, música que no se canta y bailes que no se bailan, me sumergiré en un universo lingüístico personal, alejado de la lógica de los enunciados articulados, ¿Qué le deparará tal arte a mis sentidos? Lo descubriré en aquel recinto de concreto martelinado que antes solía ver desde la ventana de mi habitación...


-La pequeña siesta. La sombra de la ciudad. La sombra de la gente. Molinos. Llamando. Donde el sol es cálido. Mi alma gemela. La sombra de la vela. La sombra de la luna. Los rayos del sol.-



p.s. soundtrack at the moment: Precious, Depeche Mode (Precious and fragile things. Need special handling… I pray you learn to trust. Have faith in both of us. And keep room in your hearts for two. Things get damaged. Things get broken. I thought we'd manage. But words left unspoken. Left us so brittle. There was so little left to give).