octubre 14, 2005

divagaciones breves sobre el oficio de arquitectura...

Miércoles. Agradable recorrido nocturno por la Condesa, el colega fue mi guía (igual que en Polanco hace ya algunas semanas), resulta que también escribe, me hizo llegar un texto sobre la destrucción del mundo a manos de un mago y la sagacidad de una ballena por evitarlo, vibrante y espontáneo, me gustó.

Caminando llegamos a cierto lugarcito de esa intrincada colonia en donde confundo mi dirección cada vez que voy, unas guinness y otros colegas nos esperaban. Hablamos de la difícil situación de nuestra profesión en estos días: las bolsas de trabajo de nuestras respectivas casas de estudio son insuficientes, la situación económica no ayuda, bla bla bla... algo de alcohol, desesperanza y sentido del humor, ingredientes adecuados para el autosarcasmo nocturno compartido (perfectamente aderezado por la música de The Cure, Radiohead y U2), concluimos que seguimos siendo artículos de lujo para el grueso de nuestros congéneres, y el ego casi inherente a la profesión tampoco ayuda.


San Ildefonso, L+L retrospectiva. jz.

Después de las frases de desahogo llegaron las concordancias y diferencias sobre la estilística arquitectónica, terminamos hablando sobre lo difícil e intrincado que resulta crear un estilo formal propio (en ese aspecto reconocemos a Legorreta), el camino del desarrollo de una estilística propia lleva implícito el riesgo de terminar copiándose a si mismo (la obra de Frank Gehry se me vino a la mente), por otro lado, recordamos a Frank Lloyd Wright y su oposición a la imposición de cualquier estilo (para Wright la forma de cada edificio debe estar correspondida a su función, a su entorno y a los materiales empleados en su construcción, esas directrices aunadas al manejo de la planta libre es lo que más respeto del trabajo del arquitecto de Wisconsin), yo recordé lo que cierta estudiante quebecuana de intercambio en mi escuela me platicó sobre la Kaufmann House: "Sería imposible vivir ahí, el sonido del agua de la cascada es tan fuerte que yo apenas lo toleré las dos horas que estuve de visita en la famosa casa de Bear Run, Pennsylvania", ¡nadie es perfecto, ni Mr. Wright! (¡ahh!... extrañé mis días de college).

Paréntesis de reflexión. En lo personal me resulta más interesante, innovador y necesario el buscar, desarrollar y proponer un lenguaje cimentado en el estudio del hombre, sus necesidades, su entorno y su tiempo. Un lenguaje propio que se materialice en la arquitectura pero que no tenga su razón de ser en la búsqueda formal per se, es decir, los elementos de forma y espacio deben presentarse, no como fines en sí mismos, sino como medios para satisfacer una necesidad del ser humano en respuesta a condiciones de funcionalidad, intencionalidad y contexto. La busqueda de un entendimiento ontológico de la arquitectura se me presenta ahora como un medio adecuado para comprender y reentender en su totalidad la idea y el sentido de la arquitectura. Si la actividad arquitectónica centra su atención en la problemática 'estética' de la arquitectura estará desvirtuando entonces el quehacer primordial del oficio. Ya lo decía Sáenz de Oiza: "Nadie interpreta ya la totalidad. Nadie entiende la arquitectura como un todo". Termina paréntesis de reflexión.

Otra dificultad de la profesión sobre la que se habló, se refirió a la comunicación entre cliente y arquitecto, yo expuse que ésta es indispensable para lograr un trabajo que satisfaga tanto al cliente, quien es el que va a habitar el espacio, como al arquitecto, quien debe plantear con ética las mejores soluciones disponibles a las posibilidades del usuario, y quien tiene también la responsabilidad de orientarlo cuando a éste se le meta en la cabeza algún capricho de moda o idea descabellada de la cual podría arrepentirse después. Esa sintonía con el cliente no es algo fácil de lograr, sin embargo, es fundamental para llevar cualquier proyecto a buen puerto.

La plática podría haber seguido, pero los compromisos laborales del día siguiente nos recordaron que era tiempo para el descanso, me despedí de los presentes y después del colega, quien quedó en enviarme un ensayo que hizo sobre Joyce (James), tengo curiosidad por leerlo después de la experiencia que me compartió esa noche...

1 comentario:

Mecánico de Barcos dijo...

www.pabloarteche.blogspot.com