interesante película...

El lunes pasado fue el último día de cineclub ya que reanudará funciones hasta que pase el Festival Cervantino debido a la preparación del Teatro Principal para los eventos que se desarrollarán en él, la última película que fuí a ver fue ARARAT.

Ararat es un filme de Atom Egoyan acerca de la verdad, la mentira, el amor y el odio, narrada de una manera inteligente, amena e interesante que hace que los conceptos listados anteriormente sean tratados tanto a nivel personal (relación de los personajes) como a nivel global (contexto histórico-político). La cinta plasma, a través de una película dentro de la película, el genocidio armenio que tuvo lugar en Turquía en 1915, mucho antes de que Hitler pensara en hacer el suyo, y cuyo conocimiento del caso hizo que en 1935 comentara, antes de embarcarse en el genocidio judío, la siguiente frase: “después de todo, ¿quién recuerda el exterminio de los armenios?” y, a decir verdad, ¿quién lo hace?, yo no lo conocía y tal vez es por ello que me sorprendió la lectura de denuncia del filme, el gobierno turco niega que se haya llevado a cabo tal atrocidad y la única evidencia son unos pocos testigos, algunas confesiones y la inexplicable desaparición de una gran población armenia.

En la película, la línea entre la verdad y el engaño es tan tenue, y en ciertos momentos casi desaparece, que me hizo plantearme el siguiente razonamiento: hasta hace muy poco la historia de la humanidad carecía de un verdadero archivo, todos los registros encontrados son pocos y contradictorios y es lo único que tiene los historiadores para trabajar, ello me hace deducir que nunca se podrá llegar a conclusiones certeras. Incluso las palabras de Hitler son cuestionables, ¿verdaderamente las pronunciaría? ¿cómo podemos saber realmente cualquier cosa del pasado si inclusive dudamos de la veracidad de ciertos hecho actuales que se nos dan por verídicos? es este razonamiento y la subsecuente inquietud lo que los realizadores del filme plantean de una manera sumamente inteligente.

En sus otras lecturas la película es emotiva, dramática, intelectual, íntima y reflexiva, un verdadero deleite para el que disfruta de las innovaciones en la narrativa cinematográfica. Sobre su lectura de denuncia diré que es un importante filme que lleva a la conciencia colectiva el exterminio olvidado de más de seiscientos mil armenios por parte de un gobierno que se niega a reconocerlo, una interesante reflexión sobre la verdad, la mentira y la delgada línea que las divide.

En un mundo lleno de mentiras, ¿cómo saber quien dice la verdad?...