Fueron 3 actos llenos de deleite visual y auditivo (con la música de P. I. Tchaikovsky) que conmovían los sentidos del más imperturbable con ese derroche de belleza e innovación coreográfica y escénica. En palabras de Meillot su adaptación del cuento de Charles Perrault, La bella Durmiente del Bosque, a este ballet con música de P. I. Tchaikovsky, centra el deseo como el punto vital de las acciones del ser humano.
Ya para finalizar el tercer acto fui testigo del beso más apasionado y bello que he visto en mi vida entre dos amantes en el último pax de deux entre La Bella y El Principe, el beso era parte de la coreografía, de los movimientos de sus cuerpos y de la música, un trabajo coreográfico y dancístico sublime, que transmitía a los espectadores la pasión a flor de piel que transpiran estos dos personajes enamorados, para los que no existe nada más en el mundo que ellos mismos y el amor que se profesan el uno al otro, este fue, sin duda, el momento más sublime de la noche, un momento que me gustaría archivar en mi mente como la idea de lo que es el amor carnal entre un hombre y una mujer cuando trasciende a los rincones más profundos de sus almas para elevarlos a otro nivel de consciencia.
Al FIC se le conoce como "La fiesta del espíritu" y definitivamente mi espíritu, al igual que el de muchos asistentes estuvo de fiesta ayer por la noche (ya era hora, hacia ya tiempo que el pobre no asistía a ninguna)...
1 comentario:
Así es Magda, fue toda una maravilla el espectáculo, yo también disfruto mucho del ballet, nunca lo estudié aunque hubiera deseado hacerlo...
saludos muchos!!!
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