enero 31, 2006

A Mozart

Ayer entendí la frase de Cioran:
'Si no tuviéramos alma,
la música la habría creado'
,
anoche la sentí dentro,
como en una matrushka,
vibrando, deseando que
la capa exterior se abriera,
el cuerpo la contuvo de salir y unirse
con lo que se escuchaba en el recinto.

Con la sonata para piano K. 545
intentaste liberarla,
y dirigiéndote al exterior
tocaste mis manos,
ascendiste lentamente por mis brazos,
acariciaste mi cuello,
me cerraste los ojos y rozaste mis labios,
te respiré y te encontraste
con lo que tengo dentro:
mis más fervientes deseos,
mis más profundos secretos.

Luego, con el segundo movimiento
de tu sinfonía Júpiter,
recorriste el interior,
me viste el alma, le hablaste,
la inquietaste, la sedujiste,
la enfrentaste con tu perfección
y le permitiste degustar tu belleza.

Algunas lágrimas aparecieron
ante tal manifestación
de genialidad y perfección,
es como si no hubieras muerto,
no, no lo hiciste,
sólo te trasfiguraste
y en música te convertiste.

¿Qué sigue después de degustar
tal perfección y belleza?
En mi caso comenzar a pensar
que ante tales hechos la existencia de Dios
no resulta ahora una tesis tan errada.


P.D. Sobre la experiencia con The Mozart Project.

4 comentarios:

Jose-Luis dijo...

(Escuchando el Memorial de Michael Nyman)

!Ayer vi Kontroll! !Ah, como extranye el metro de la ciudad de Mexico! Ese espacio de todos y de nadie que en la noche convoca animas vivientes. Todo, en cada momento, crea nuestras almas.

Gracias por la recomendacion.

Nebe Gebhardt dijo...

Y sin embargo, no hay tesis más errada...

Miguel Pinto dijo...

Yo agregaría: "Sin música no hay amor".

Un abrazote guapísima, tiempo sin visitarte, pero siempre pendiente de tí.

Mantente igual, que mejor ya es un abuso.

Bernardette la gallina dijo...

¡Hola Jaz!
Me encantó este post, fijate que mi alma se mueve cual matrushka (me encanto tu frase) cuando escucho la sonata kreutzer de Beethoven